viernes, 19 de abril de 2013

Trabajamos con la leyenda indígena del Timbó.


Había un cacique indio que tuvo una hija a la que quería mucho. Siendo adolescente la hija huyó con el hijo de otro  cacique, cuya unión estaba prohibida. Desesperado, el jefe salió a buscar a su hija por todos lados. Y usando la técnica de apoyar la oreja en el suelo, esperaba oír alguna señal que lo llevara hasta su hija. Esperaba de esa manera escuchar y comunicarse con ella.

Al llegar el invierno  los demás indígenas no  pudieron convencerlo para que regresara, hasta que finalmente lo dejaron sólo en los montes.

El padre pasaba horas con la oreja apoyada en el piso, esperando poder comunicarse con su hija, esperando su regreso.  Pasado el tiempo lo encontraron acostado entre las hierbas, muerto.

Cuando  intentaron levantarlo, se dieron cuenta de que el cuerpo estaba unido a la tierra por la oreja que, increíblemente, había echado raíces.

Para trasladar el cuerpo del indígena tuvieron que cortar la oreja. Tiempo después, de la oreja del indio empezó a crecer una planta que desarrolló  unas bayas oscuras en forma de oreja.  Era el espíritu del cacique que estaba vivo en aquel árbol, y con sus orejas intentaba escuchar y poder comunicarse con su hija muy amada.

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